Al estar embarazada, el acompañamiento es vital al enterarnos que seremos madres, nuestro mundo puede pintarse de colores, sin embargo, hay una gama de grises que desconocemos y para lo que, no estamos preparadas.
Licda. Paola Linares
Ser mamá es la experiencia más hermosa del mundo, para quienes lo desean y además lo anhelan desde hace mucho, representa una etapa maravillosa de sus vidas, pasamos incluso a ser el centro de atención y de cuidados, lo que, puede resultar en ocasiones algo abrumador.
Se acerca el día del nacimiento, comienza la incertidumbre mezclada con emoción, con un dicha que nos invade por dentro y que al mismo tiempo nos dice que se aproximan cambios, muchos cambios.
¿Qué tengo que esperar del nacimiento?
¿Cómo me voy a sentir? ¿Qué voy a hacer con ese nuevo bebé? ¿Acaso seré capaz de cuidarlo?
Son algunas de las preguntas que nos surgen y a las cuáles no les encontramos respuesta.
Llega el gran día, todo es alegría y felicidad, la nueva madre debe desprenderse de sus seres queridos, su sistema de apoyo principal para dejar su vida y la de su bebé a cargo de otros, de personas con una gran experticia en el área pero que, estarán enfocados, cada uno en lo que les corresponde en función del nacimiento y la pregunta que surge entonces es:
¬ ¿Quién acompaña a mamá?
¿Quién estará ahí para apoyarla emocionalmente?
Para tomar su mano, llevarla a un estado de relajación mucho más pleno del que puedan facilitar los analgésicos, ese que solo te da el saberte comprendida, guiada, entendida y, sobre todo, acompañada…
Entre las sensaciones que más experimentamos las madres luego de que pasa todo el furor del nacimiento, cuando ya estamos en casa y las madrugadas se hacen eternas entre llantos, dolores y lactancias, está la soledad.
Pero recuerda realmente no estás sola, es solo una sensación, busca ayuda que siempre habrá alguien que te pueda orientar y dar acompañamiento.
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