Hace cien años un atleta escocés se negó a competir un domingo en los Juegos Olímpicos de París. En un mundo donde el deporte de élite y la espiritualidad parecen estar en desacuerdo, los atletas demuestran que la fe es la fuente de fortaleza y resiliencia.
Hoy en día muchos deportistas enfrentan desafíos similares en su búsqueda de equilibrio. La controversia en torno a las prácticas religiosas se ha intensificado en eventos deportivos recientes. Tal es el caso de Francia, donde se prohíbe a los atletas usar símbolos religiosos visibles. Sin embargo, los deportistas de diversas religiones abogan por un mayor respeto hacia sus creencias.
Varios deportistas han argumentado que la fe es fundamental no solo para su bienestar mental, sino también para su desempeño en el deporte. Beatie Deutsch, una atleta judía ortodoxa que se clasificó para los Juegos Olímpicos de Tokio, es un claro ejemplo de esta lucha. Aunque no pudo competir debido a que el maratón femenino se programó en sábado, Deutsch continúa entrenando con la vista puesta en el Campeonato Mundial del próximo año y los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles.
Atletas con fe en los Juegos Olímpicos
“Me encantaría que los organismos rectores del deporte hicieran más para acomodar a la religión”, comentó Deutsch. Ella busca inspirar a las jóvenes atletas judías a seguir sus sueños sin comprometer sus valores. La historia de Deutsch resuena con la de Eric Liddell. Este atleta se negó a competir en domingo durante los Juegos Olímpicos de 1924. Misma historia inmortalizada en la película «Carrozas de fuego».
Hoy, la campeona olímpica Sydney McLaughlin-Levrone también se inspira en Liddell y ha encontrado en su fe cristiana una transformación personal y profesional. “Me di cuenta de que, ante todo, soy una hija de Dios”, afirma McLaughlin-Levrone. Ella reza con su entrenador y esposo antes de cada carrera, encontrando en su espiritualidad la fuerza para enfrentar las presiones del deporte.
Estudios han demostrado que los atletas que mantienen una conexión sólida con su fe tienden a experimentar menos depresión y ansiedad. Laura Upenieks, profesora de sociología en la Universidad de Baylor, señala que estos deportistas no basan su autoestima en la aprobación externa. Por ende les permite encontrar un significado más profundo en su vida y carrera.
Marwa Bouzayani, una atleta tunecina y musulmana devota, también comparte su experiencia. Compitiendo en los 3.000 metros con obstáculos, Bouzayani entrena durante el Ramadán. Así ha enfrentado desafíos adicionales mientras busca ser un modelo a seguir para las jóvenes musulmanas. “Cada desafío ha fortalecido mi determinación”, dice.
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