Caminar es una actividad cotidiana que realizamos a diario, ya sea para pasear, ir al trabajo o como parte de nuestra rutina. Sin embargo, pocos conocen los sorprendentes beneficios de caminar hacia atrás.
Esta es una práctica que puede ser beneficiosa para personas de todas las edades. Incluidas aquellas con dolencias específicas. Según varios estudios realizados en Estados Unidos y Europa, dedicar al menos 30 minutos a esta actividad puede mejorar significativamente tu salud. Este ejercicio, aunque parece simple, exige un mayor esfuerzo mental y físico.
En consecuencia, caminar de esta manera mejora la coordinación entre los sistemas del cuerpo. Caminar hacia atrás no solo es saludable, sino que también puede ser una alternativa efectiva para quienes buscan mantenerse activos sin necesidad de un gimnasio. Sin embargo, escoger un lugar seguro y libre de obstáculos para evitar accidentes.
Caminar hacia atrás ofrece múltiples beneficios, especialmente para ancianos, jóvenes y personas con sobrepeso. Incluso aquellos que padecen de osteoartritis o han sufrido un accidente cerebrovascular pueden experimentar mejoras significativas al incorporar esta práctica en su rutina diaria.
La locura de caminar hacia atrás
Jack McNamara, profesor de Fisiología Clínica del Ejercicio en la Universidad de East London, afirma que caminar hacia atrás quema la misma cantidad de calorías que caminar hacia adelante. Además, mejora la estabilidad y el equilibrio al requerir pasos más cortos y frecuentes. Por ende, fortalece los músculos de las piernas y reduce la presión en las articulaciones.
Uno de los problemas comunes que puede aliviarse con esta práctica es la fascitis plantar, una de las causas más frecuentes de dolor en el talón. Caminar hacia atrás modifica el rango de movimiento de las articulaciones y músculos. En comclusión, puede ayudar a reducir este malestar. Fisioterapeutas recomiendan esta técnica para aliviar dolores de espalda, problemas en las rodillas y artritis, especialmente en la rodilla.
Finalmente, un estudio realizado por Janet Dufek de la Universidad de Nevada reveló que caminar hacia atrás durante solo 10 o 15 minutos al día durante cuatro semanas incrementó la flexibilidad de los isquiotibiales en estudiantes sanos.
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