Cuando en Venezuela se habla de mucuchíes, se refiere a los caninos que vemos en las manos de los andinos que los venden en el recorrido hacia la ciudad de Mérida en los Andes venezolanos, detrás de esta realidad hay un origen que se remota a unos 400 años atrás, específicamente al momento histórico en el que los españoles llegaron a territorio americano, acompañados por los monjes que se asentaron en las montañas andinas y quiénes entre sus labores, se dedicaron a criar ovejos pero, para poder cuidarlos, tuvieron que solicitar a los españoles, que les trajeran perros ovejeros que pudieran ayudar a arrear el conjunto de ovejas. Fue en ese entonces cuando llegó a América el mastín del pirineo (una raza de perro boyero española originaria del pirineo Aragonés de tipo montaña) y el perro Terranova (una raza de perro que originalmente fue criado para ser utilizado como perro de trabajo por los pescadores de Dominio de Terranova) que al cruzarse con el perro nativo que se encontraba en Venezuela dieron origen a la raza mucuchíes.

¿Cómo es el mucuchíes y cómo debe ser tratado?

Es un perro de tamaño mediano o grande, de montaña, peludo, de color negro, blanco beige con blanco, como herencia de sus ancestros y, esas tonalidades de pelaje antes mencionadas, son aceptadas por la Federación Canina, ente que permitió en sus últimas reuniones, con criadores de la raza mucuchíes, solicitar nueve (9) generaciones para la certificación de la raza y en este momento, según lo informó el criador y preservador de esta raza venezolana, Edgar Albarrán, van por la sexta generación, esperando con anhelo, alcanzar la meta acordada para obtener la certificación que permita el reconocimiento de la raza.

Respecto a su trato, no requiere de uno distinto, por el contrario, se sabe apreciar cualquier efecto, dado a que entre sus cualidades se destacan el ser guardián, familiar y ser cariñoso con los niños, hace respetar a su territorio, cuida a sus dueños y es un excelente compañero. Por lo tanto, no requiere ningún trato especial o distinto en relación a otras razas.

Si un hombre aspira a una vida correcta, su primer acto de abstinencia es el de lastimar animales.” León Tolstói